Miguel Acosta Saignes: Sobre la Esclavitud y la Transculturación. Reseña Bibliográfica acerca del libro Estudios de Etnología Antigua de Venezuela (2014). Diónys Rivas Armas

Miguel Acosta Saignes - Vivienda de Palma. Porlamar, Estado Nueva Esparta, 1955

Diónys Cecilia Rivas Armas
Dirección de Docencia e Investigación FEVP
Correo-e: dionysrivasarmas@gmail.com
Resumen. Es relevante el interés de estudiar los aportes teóricos del investigador venezolano Miguel Acosta Saignes, ya que nos permite comprender los procesos históricos invisibilizados desde los grupos subalternos, el rescate de la memoria y herencia en la complejidad y diversidad de nuestro devenir histórico. De igual manera, son valiosas las contribuciones sobre el tema de la transculturación, para entender las dinámicas culturales que se originaron en nuestro continente partiendo de la diversidad de los modos de vida prehispánicos y los elementos africanos heredados para la formación de la cultura venezolana. Como lo señala el investigador afrocubano Fernando Ortíz (1953): “donde se revuelven y entrechocan en conflicto las culturas endógenas con las exógenas” y se generan procesos de fusiones e intercambios culturales expresados en nuestra identidad hoy. 
Palabras claves: Miguel Acosta Saignes, esclavitud, transculturación, grupos indígenas prehispánicos. 

La lectura de este texto permite disponer de elementos de interés para estudiar el proceso de formación de la cultura venezolana, partiendo del análisis de algunos sucesos durante el proceso de transculturación y del préstamo de formas culturales desde la esclavitud incipiente de los grupos indígenas prehispánicos y después del contacto con los europeos, lo cual complejiza los diversos caracteres culturales presentes hoy en nuestro país. Por tanto, es transcendente comprender la base de la esclavización previa a la colonización y los elementos que persistieron posteriormente en un proceso de incorporación, adopción, intercambio e imposición, que intensificaron la transculturación y construcción de nuestra identidad desde el acercamiento y proximidad con los aportes de las culturas indígenas, africanas y europeas. Donde es relevante destacar, el papel de las mujeres cautivas y prisioneras en los procesos de asimilación, recreación cultural y social. En este sentido, a continuación se presentará un resumen comentado de tres temas que enfatiza el texto sobre la esclavitud y la transculturación, con el objetivo de comprender los procesos de fusiones e intercambios culturales entre los indígenas originarios, las sociedades europeas y africanas.

I.     La esclavitud en el Orinoco:

     Para Miguel Acosta Saignes (2014), la esclavitud en los indígenas prehispánicos constituía una forma para potenciar su sistema de producción tradicional y de dominio de otros pueblos, para lo cual, la guerra era una excusa para la apropiación de la tierra y la captura de mujeres y jóvenes. El autor expresa:

La esclavitud es institución social cuya base encuéntrase en la capacidad productiva de las comunidades. En forma de pleno desarrollo no existe, por eso, sino entre pueblos de agricultura o pastoreo cuya capacidad de producir subsistencias es tal, que puede incorporarse en forma de trabajadores esclavos a los cautivos o a individuos que se compren (p. 140).

     En este sentido, Acosta Saignes enfatiza algunos episodios de la esclavitud. En el caso de los Arawacos del Orinoco, las Guayanas y las Antillas poseían “esclavos” que los denominaban Macos. Los Caribes y los Arawacos esclavizaban principalmente a mujeres cautivas, realizaban intercambio de esclavizados en la costa oriental de Venezuela por cestos de hayo, sal y los comercializaban en el occidente de Venezuela. Los Caribes del Orinoco, atacaban muchos pueblos, entre los que se destacan los Salivas, los Achaguas del Airico, los Quirruvas, Mujirris, Abanis y Pizarvas, para aprovisionarse de Macos y luego suministrarlos a otros grupos. Los Caribes del Cauca, también asaltaban a muchos grupos, pero no esclavizaban a quienes les suministraban ciertos productos, por ejemplo, los Quiriquiripas, que eran tejedores, les abastecían de hamacas y mantas de algodón. Un grupo indígena que sufrió permanentes ataques de los Caribes, fueron los Guaiqueríes, quienes los proveían de diversos productos en sus andanzas, pero que sufrieron casi el exterminio de su población.

     Todos los grupos Caribes, en su calidad de guerreros, prácticamente tuvieron dominio de muchos pueblos en las zonas cercanas al Orinoco y la región Amazónica, con la intención de proveerse de mercancías para su subsistencia, esclavizar a jóvenes y mujeres. Acosta (2014) relata: “los atacaban sin misericordia, eliminaban a los ancianos y recién nacidos, así como a los guerreros, y se llevaban a los jóvenes de ambos sexos” (p. 142). Según el padre Carvajal, al regresar realizaban festividades y rituales de canibalismo y repartían los productos saqueados con las poblaciones que se habían quedado defendiendo el territorio. Una práctica a destacar por los Caribes, era la ofrenda de esclavizadas para hacer las paces con algún pueblo o forma de regalo a visitantes de importancia.

     Es importante subrayar, el proceso de asimilación e intercambio que se gestaba a través de los cautivos y esclavizados, el cual se daba cuando aprendían el idioma de los Caribes o se casaban con alguna de las hijas de sus amos. De esta manera, los Poitos empezaban a incorporarse al grupo y formaban parte de la comunidad. 


II.  La esclavitud durante la Transculturación:

     Desde los relatos presentados, podemos visualizar como los Caribes y Arawacos propiciaban las guerras y ataques entre grupos para apropiarse de sus productos, esclavizar a jóvenes para que trabajaran sus tierras y atrapar a cautivos para ser sacrificados en la ceremonia de sus rituales de canibalismo. Miguel Acosta Saignes (2014) nos explica: “atacaban numerosos poblados, daban muerte a los ancianos y pequeñuelos, quienes habrían resultado oneroso botín, sacrificaban a los guerreros, cuya carne habrían de consumir, y apresaban a los jóvenes de ambos sexos” (p. 144). Sin duda, la esclavización prehispánica estableció las bases para iniciar el proceso de transculturación, ya que el intercambio principalmente entre los Caribes y los cautivos (Maicos y Poitos) alteró y transformó muchas formas de organización social, costumbres en la alimentación y el vestido.

     A partir de la conquista y ocupación española en las costas orientales de Venezuela, los Caribes se sirvieron como intermediarios para la esclavización, en función de su destacada práctica de atacar pueblos, conocimiento de los territorios y tomar a cautivos para su servicio. A partir del siglo XVI, se intensificó el comercio con la mercancía humana y se fomentaron nuevas modalidades de labores esclavistas (con influencia de portugueses, franceses y holandeses), donde principalmente se vendían a las cautivas esclavizadas a los españoles, holandeses y franceses (acentuó el forzado mestizaje). Los intereses comerciales y de dominio entre los invasores, principalmente entre españoles y holandeses, propiciaron rivalidades para tener influencia en el proceso de esclavización de los indígenas, a través de los Caribes. De esta manera, utilizaban a los africanos sublevados para atacar a los holandeses, sus haciendas y plantaciones, según Acosta Saignes (2014): “se ofrecía la libertad a los negros que prestasen servicios eminentes. Algunos entusiastas calculan que había treinta mil negros levantados en las selvas guayanesas” (p. 147).

     Los Caribes y los Aruacas establecieron alianzas con los holandeses, ingleses y franceses para proveerlos de mujeres y hombres en condición de esclavizados e intercambiarlos por mercaderías (onoto y el famoso aceite de María). Esta “casería de esclavos”, transformó el régimen de Poitos y Macos entre los pueblos de filiación Caribe y Arawaca, las formas sociales y de producción de los Guahíbos y Chiricoas, los cuales se dedicaban a la recolección y caza, y comenzaron a atacar a pueblos pacíficos para integrarse a la mercadería humana y a negociar prisioneros por hachas y machetes. Se cuenta que un español podía obtener un niño a cambio de tres hachas. Además, el autor nos explica que en la época:  

Los Caribes recibían de los holandeses, por cada Itoto que entregaban, una caja con llave y en ella diez hachas, diez cuchillos, diez mazos de abalorios, una pieza de platilla para su guayuco, un espejo para pintarse la cara a su uso y unas tijeras para redondear su melena y a más una escopeta y pólvora y balas, un frasco de aguardiente y menudencias, como son agujas, alfileres, anzuelos, etcétera (p. 149).

     Esta descripción permite develar un interesante análisis sobre el proceso de transculturación de los indígenas del Orinoco, quienes acentuaron su agresividad y sometimiento a través de las armas para obtener esclavizados, lo que progresivamente hizo desaparecer poblaciones enteras, abandono de muchas zonas, cambios en las costumbres de algunos pueblos, el arrebato de los antiguos hábitos pacíficos de numerosos pueblos indígenas, como los Salivas y Achaguas, y la incorporación de los indígenas a un sistema económico que los alejaba de su tradicional forma de producción social y comunitaria, para la obtención y dependencia de mercaderías ajenas a sus usos y prácticas ancestrales.

     La esclavización incipiente implementada por los Caribes y Arawacos a través de la condición social de los Macos y Poitos, representaron un interesante canal de transculturación, ya que introdujeron cambios y alteraciones en las dinámicas culturales, cotidianas y familiares en los grupos donde eran cautivos, donde los jóvenes y mujeres progresivamente se incorporaban a las costumbres de sus captores. Además, esta forma de explotación primitiva, dio lugar a las primeras formaciones económicas-sociales de la América prehispánica. Después de la conquista, el proceso de transculturación en la zona del Orinoco tomó un matiz más violento, ya que se desarrolló desde el interés comercial de la esclavización auspiciado por los europeos como forma de dominación económica, apropiación cultural de los indígenas y progresiva dependencia del sistema económico europeo.

III.   Episodios de la Transculturación:

     El autor afirma que muchos grupos indígenas que poblaban originalmente el territorio venezolano fueron destruidos y dispersados a través de las transformaciones culturales de muchos grupos y la adopción de modos ajenos a partir de la transculturación. Sin embargo, diversos elementos culturales permanecen hoy y forman parte de la cultura venezolana. Este proceso de transculturación fue alimentado intensamente, en un primer momento, por los intercambios entre los Caribes y los Arawacos. Los Caribes cuando salían vencedores de un ataque tomaban como cautivas y prisioneras principalmente a las mujeres, quienes ejercían importante influencia en los préstamos culturales y transmisión de costumbres y tradiciones propias. De igual manera, los Arawacos acostumbraban a conservar a los jóvenes Caribes para el desarrollo de trabajos, donde se daban intercambios culturales de manera permanente. Luego de la conquista, los indígenas adaptaron muchas costumbres europeas, y los españoles también asumieron muchos conocimientos de los pueblos originarios relativos a la naturaleza.

     Por tanto, es complejo el estudio de la transculturación y la reconstrucción de las antiguas culturas, tomando en cuenta los procesos de esclavización, los traslados, movimientos demográficos y el establecimiento de misiones. Pero, en un esfuerzo de análisis histórico y reconstrucción de episodios Acosta Saignes examina en su texto algunas fuentes de transculturación entre los indígenas, europeos y africanos: “En Venezuela también algunos españoles penetraron en grupos indígenas y llegaron a habituarse tanto que, una vez rescatados huían de nuevo para convivir con los indígenas” (p. 310). Dentro de las huellas e intercambios entre los indígenas y europeos, se destacan, el aprendizaje de métodos de guerra, métodos de siembra, la designación de las cosas y los procedimientos de producción. Acosta Saignes, señala que en los procesos de transculturación cuando las culturas que se relacionan son muy diferentes, los elementos de intercambio cultural están vinculados a las actividades útiles para la subsistencia y al trabajo.

     En Venezuela, es importante la influencia del caballo, las gallinas y la extensión del ganado vacuno en los procesos de producción socio-económica. También muchas de las prácticas rituales indígenas adoptaron elementos materiales de origen europeo y otras especies entraron en el mundo de las creencias, mitos y tabúes. Sin duda, no sólo los indígenas incorporaron elementos a sus complejos culturales, los españoles adoptaron muchas costumbres, usos y creencias de los pueblos originarios y de los africanos traídos a América. Por ejemplo, el uso del cacao como moneda fue adoptado por los invasores, muchos modos de caza, usos de guerra y de alimentación fueron aprendidos por los españoles. Los españoles extendieron y dieron permanencia a la creencia de los dotes curativos y virtudes del tabaco como antídoto contra las mordeduras de serpientes y el uso del chimó que se conserva como legado de los pueblos Timoto-Cuicas. Acosta (2014) refiere: “En el ámbito de las enfermedades, de las drogas, de los medios mágicos de curación, fue intenso el préstamo cultural tomado por los españoles” (p. 322). Uno de los productos medicinales de uso extendido por los europeos, es el llamado “aceite de palo”, de importante aplicación y comercialización por los holandeses.

     Acosta Saignes, resalta el papel de las y los africanos en el proceso de transculturación, ya que sembraron elementos culturales de significación espiritual y fuerza sacromágica para la curandería y conjuros brujescos en nuestro país. Además, conservaron préstamos indígenas ancestrales: “como en aquel modo de fumar con la candela pa´dentro” (p. 323) y el uso del colmillo de caimán, que permanecen como práctica cultural de los afrodescendientes en algunos pueblos de Barlovento. Sin duda, un sincretismo mágico y religioso se desprendió de las fuerzas misteriosas de los indios, los blancos y los negros para constituir, lo que expresa Ortíz (1953): “un verdadero panteón tricontinental”, en territorio americano y caribeño. 

     Para finalizar, es importante enfatizar que el grupo indígena de mayor actividad y dinámica en el proceso de transculturación fueron los Caribes que extendieron su gentilicio en diversas zonas, como en las regiones del Caroní, el Caura y la costa oriental de Venezuela y además se destacaron como principales negociantes con los europeos para el suministro de armas, mercaderías y el tráfico de Macos, lo cual propicio el intercambio permanente de préstamos culturales, costumbres y tradiciones, pero con la potencia de valientes guerreros defensores de sus tierras. 

Referencias Bibliográficas: 
Acosta, M. (2014). Estudios de Etnología antigua de Venezuela. Caracas: Centro Nacional de Historia. Pp. 140-158, 307-331.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Patrimonio Cultural: Más allá de una Gestión Tecnocrática “Hacia una Gestión Cultural desde la Gente”

Nuevos Valores Patrimoniales: “Aproximación a un Relato Vivido en San Isidro de Galipán”. Diónys Rivas Armas y Juan Piñango Contreras

Las plantas que curan. Fitoterapia Wayúu de la Guajira venezolana. Richard Gutiérrez Hernández Ipuana